jueves, 21 de abril de 2011

La forma urbana islámica de España de los siglos VIII al XIII

Los cambios ocurridos después del período de ocupación romano, en la morfología de los asentamientos urbanos de la España islámica, diferenciarán las ciudades de esta región meridional y central, de las del Norte de este país y del resto de Europa occidental. Tras la caída del Imperio Romano en el siglo V y la conquista de Europa por las tribus bárbaras, los principales asentamientos romanos sobrevivieron, aunque sus planos en retícula se vieron modificados por procesos orgánicos.
En las ciudades islámicas el núcleo estaba constituido por la “medina amurallada” que contenía la Principal Mezquita del Viernes, el mercado central y el complejo comercial estrechamente circundado por los barrios residenciales. El crecimiento de estas ciudades no respondía a un plan pero no era descontrolado, respondían a un crecimiento que desde un núcleo se iban añadiendo sin un límite de extensión territorial predeterminado.

Toledo. El trazado de calles y callejuelas de los siglos VIII al XI,
 a perdurado hasta la época moderna.

Las casas no se agrupaban en base a un plan impuesto por una autoridad superior, sino según lo disponía cada grupo familiar. La importancia concedida al hogar familiar en las ciudades islámicas tuvo varios efectos determinantes en su forma física. Las paredes de las fachadas eran lisas, sin ventanas, solo encontramos la puerta de entrada a la vivienda. Las ventanas abrían hacia un patio interior el cual permitía el paso de la brisa que se refrescaba al pasar por las áreas protegidas del sol.
Para acceder a las viviendas se tomarían sinuosos callejones estrechos  sin salida que solo conducen a las casas contiguas que allí se encuentran. Esto produce un efecto visual de laberinto de la forma urbana residencial islámica.  Existían unas pocas calles principales y transversales que conducían a los centros públicos. Las mezquitas para el culto público era el lugar que reunía a los fieles para orar.

Granada. Una parte de trazado islámico,
otra más lineal a causa de la topogrfía.
La mezquita comprende, tradicionalmente, un edificio cuyo espacio interior muestra numerosas columnas que abren hacia corredores porticados y un patio abierto al frente. Los cuales constituyen los únicos espacios abiertos de la ciudad junto con las calles principales, las zonas del mercado y las plazuelas formadas por las callejuelas residenciales con carácter semipúblico.

Córdoba. Plano viario de mediados del siglo XIX.
El mercado se encontraba separado de la actividad doméstica, no era parte de las áreas en el frente de las fachadas que dan a la calle y complementan la actividad comercial de la plaza al aire libre como en las ciudades medievales del resto de Europa. El mercado de estas  urbes islámicas estaba dispuesto por mercaderes en estrechos callejones cubiertos para protegerse del sol. Cada callejón alojaba una rama particular de comercio. Adyacente a una de estas calles estaba el bazar, un edificio cubierto y que podía cerrarse con llave, en este trabajaba los tejedores y se elaboraban y almacenaban otros productos de valor. Cerca de las puertas de la ciudad se ofrecían los productos frescos traídos de las zonas rurales. Los ceramistas y curtidores se ubicaban en uno de los extremos de la ciudad para evitar molestias causadas por sus actividades. Las casas de baño se encontraban en todos los barrios debido a las abluciones que imponía la ley islámica.

Fuente texto e imágenes.
Historia de la forma urbana
desde sus orígenes
hasta la Revolución Industrial
A.E.J. Morris
G.G.

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