El
objetivo de la fortificación es aumentar la capacidad de defensa y ataque de un
lugar y para el caso del Caribe se proyectaron aquellas que además pudiesen
perdurar durante tiempos de paz y guerra debido a su alto costo y prolongado
tiempo de construcción. Los materiales que se utilizaron fueron en base a
piedra por su resistencia con la finalidad de crear espesores que resistiesen
los impactos de las bombas de ese momento. La defensa y ataque se hacía con
infantería y artillería, utilizando caballería para los alrededores. Como obstáculo
de defensa principal se excavaba un foso, con la tierra extraída se producía un
montículo para la construcción del terraplén, área de ataque protegida por los
parapetos que cubrían de los ataques a la infantería.
El Fortín de San Francisco
Estas
obras en general, respondían a una geometría reflejada en sus plantas con un
área central o Plaza de Armas de donde parten
entrantes y salientes en algunos casos regulares y en aquellos irregulares era
por adaptación a los terrenos. Así se construyeron fortines, reductos, Fuertes,
Plazas de Guerra, los cuales trabajaban aislados o como un sistema de defensa
apoyándose o dando apoyo.
Los
sistemas también eran el conjunto de elementos que conformaban los frentes
abaluartados de los fuertes, con similitudes según los ingenieros que los
solucionaban fuesen españoles, italianos, franceses u holandeses. El sistema
italiano lo aplicaba Bautista Antonelli siendo el más difundido en Centro y Sur
América, Cuba y Puerto Rico. Los sistemas franceses solo fueron utilizados en
Cartagena de Indias.
Fortín de San Francisco
Dentro
de los tipos de edificaciones de defensa construidas en el mar Caribe, se
encuentran los Reductos, son las más simples de las fortificaciones para tropas
poco numerosas y la defensa de un territorio pequeño. Su forma cuadrada
generalmente la de la traza de línea de fuego con espesores de parapeto igual
en sus cuatro lados. Sin salientes.
Se
construyeron fortines con mayor capacidad, de ángulos salientes y entrantes
alternados. Las caras del baluarte con inclinación no menor a 60º, ángulo
aconsejable para el cruce de fuego en la defensa de los flancos. La forma de la
planta de estos fuertes abaluartados o bastionados conformaban un polígono con
un máximo de seis lados, si el número de lados excedía esta cantidad, ya
formaban una plaza de guerra.
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