La
política española en Italia y Flandes prevalecía sobre la vaga idea que tenía
la Corona que otra potencia ocupase el territorio de Guayana.
La Corona parece interesarse por la
conquista del Orinoco a partir de la tercera década del siglo XVI cuando ocurren
las expediciones que más tarde fracasan por las discordias domésticas entre sus
jefes y el egoísmo del rey, quien jamás valora el esfuerzo de los aventureros.
Por este río suben a correr esta suerte Barrio de Quejo, Diego de Ordás, Alonso
de Herrera, el Padre Salas y Maraver de Silva quien se mantuvo por las zonas
bajas. Herrera tal vez alcanza la boca del Meta, donde lo ultiman los indios. En
sentido inverso el verdadero conquistador del Orinoco realiza el recorrido
desde Barraguán hasta Trinidad. Donde funda San José de Oruña y años después en
el continente Santo Tomé de Guayana.
En
1596 Walter Raleigh publica su Descubrimiento
del largo, rico y bello imperio de Guayana. Aquí describe las excelencias
de la tierra y las facilidades de apoderarse, fortificarla para una posterior
ocupación.
La
escalonada ayuda que enviaban desde Santa Fe evitó el abandono definitivo del
lugar a pesar de la ausencia de comercio con los ingleses, holandeses y
franceses por el aislamiento que España imponía para evitar la entrada de
libros contrarios al criterio del Santo Oficio.
Alrededor
de 1682, Santo Tomé estuvo ocupado por
piratas franceses. Lo que existía eran largas discusiones entre desconocedores
acerca de la política de defensa de Guayana. Para 1690 – 1695, Francisco
Meneses, gobernador, después de navegar el Orinoco expone la importancia
estratégica de Angostura y la conveniencia de su fortificación. Es por real
cédula del 24 de Agosto de 1697 que la Corona ordena al virrey de Santa Fe, el
estudio y resolución para la construcción de una fortaleza en el punto más
apropiado del Orinoco.
Al
Orinoco no llega a concretarse una política de artillar su territorio, si es
que existió alguna para la región de Guayana. Esto se entiende por la forma
como la Corona dice al Virrey de Santa Fe que busque una manera de organizar la
defensa de Guayana. Por un siglo, largas discusiones en torno al tema, las
sostenían frailes y otras personas ignorantes de los indispensables
conocimientos técnicos y militares. Esto ratifica la indiferencia del gabinete
de Madrid, a pesar que Santo Tomé estuvo tomada por piratas franceses en 1682.
San Diego |
La
navegación del Orinoco y Guayana no le hacían recibir a la Real Hacienda
tributos apreciables, por lo que a juicio de esta, no se justificaba la
erogación necesaria para artillar este río. Después que los pobladores del
territorio caían por la asolación de algún pirata era que desde el Nuevo Reino
o Caracas enviaban ayuda. A los caídos solo les quedaba el criterio de la época
acerca de la abertura del camino al cielo, por su lealtad.
El
castillo de San Francisco de Asís debe su construcción en 1642 a Mendoza y
Berrío quienes para la protección de Santo Tomé de Guayana
reedificada a orillas del río Usupamo, lo construyen sobre la roca con
artillería de cuatro cañones de calibre pequeño y una de a quince. Esto según Ramos que además amplía la
información y se refiere al castillo de
San Francisco como la fortificación de un convento, lo cual no corresponde con la documentación
gráfica de planos revisada para la elaboración de este texto.
San Francisco de Asís
Por
otra parte según Jerónimo Martínez Mendoza, el gobernador Tiburcio Azpe y
Zúñiga fue el fundador del castillo.”Sobre una gigantesca y durísima roca, en
la parte más estrecha del Orinoco, después de Angostura, construyó el de San
Francisco de Asís, entre 1678 y 1681”. (1) Este gobernador se conoce como el posible
autor del primer documento gráfico de la fortificación así como el haber
fabricado a sus expensas el mismo y solicitado el asesoramiento para la
descripción de la obra de su constructor Fernández Domínguez Cortés. Se hace
referencia a dos reconstrucciones de este castillo, una en ocasión a la
presencia de los franceses en el último tercio del siglo XVII y otra durante la
administración de Diguja.
(1)José
Antonio de Armas Chitty, Guayana Su Tierra y Su Historia, Ed. MOP, Caracas,
1964.
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