La selva
interpretada con sentimientos de encanto, se convertía en arduo medio de acecho
por sus habitantes, fauna y aislamiento hasta acabar en muchos casos con la
salud de los conquistadores. Una tierra de geografía desconocida para los europeos del siglo XVII, de la cual tenían un concepto distante de la realidad. Los sueños extendían la expectativa acerca de este lugar.
Fortín de San Francisco
Las
capitulaciones de Ordás, Ortal, Despes, referían
(1) de 2 o 300 leguas de distancia con derroteros trazados sin orden. Entre
Paria y el Amazonas los límites son imprecisos lo que generó constantes
intrigas y disputas entre los Capitanes. En Cubagua apresan a Ordaz por
extralimitarse de jurisdicción. Antonio de Berrio funda una población en
Trinidad a pesar de la oposición de Francisco de Vides, gobernador de Cumaná.
En la región de Unare se genera disputa entre Ortal y Sedeño en la tercera
década del siglo XVI lo que demuestra el desconocimiento de los términos de sus
territorios.
Batería de San Diego
Guayana
se entiende como una extensión de selva, llanuras y ríos al Sur de la provincia
de Venezuela. En el Meta se narraba de la existencia de oro, la riqueza de la
Laguna Parima. Le sigue la atracción de Manoa, (1) El Dorado el sueño de
Paitilí del hombre envuelto en polvos de oro en Guatavita. El Dorado era magnificado con la intención de
motivar el patrocinio de los viajes. En el caso de Berrío dispone de su fortuna
y su esfuerzo en la empresa de la zona, llega a Trinidad y muere en el Orinoco,
a pesar de su empeño no tuvo el apoyo de la Corona. Hutten, Benalcazar,
Quesada, Pizarro, Ordás, Herrera, Sedeño, Ursúa, Serpa, Berrío, Raleigh fueron
en busca del Dorado. (1)
Felipe
Salvador Gilij, jesuita, nos muestra (1) en su obra testimonio que la creencia más
acentuada de los indios de Guayana era la esperanza. El dios Amalivaca vestido
de blanco llega como hombre, procrea y luego parte en una canoa hacia el otro
lado del mar.
Vista de la Batería de San Diego desde San Francisco
Esta
misma idea de esperanza se encontró en los Otomacos y Yaruros del Capanaparo
quienes si se creían mortales mas con una vida mejor después de esta, al lado
de Kuma. Carapaica de los Tamanacos
decía que todos eran descendientes de un mismo hombre dejando
en el alma colectiva el sentimiento que regresará. Hace creer a la tribu de los Tamanacos que serán
inmortales y solo su piel mudarán a través de su descendencia rejuvenecerán
perpetuamente, mientras que los Sálivas
creían que descendían del sol, de los árboles, de las frutas, llamaban madre a
la tierra.
El
descubrimiento del Dorado promueve expediciones que fracasan como la de Hutten
en su viaje al país de los Omeguas y el de Maraver de Silva al Moroco o al
Esequivo, las de los Quesada, Benalcázar, los Pizarro, sin embargo no
desalientan a Antonio de Berrío heredero del poder político de los Quesada y
siempre dispuesto a penetrar el Orinoco.
Fortín de San Francisco
En
1595 ocurren hechos que amplían el ámbito de la penetración extranjera en esta
región, Sir Walter Raleigh, expedicionario inglés, historiador, poeta,
humanista ataca los contados soldados de Berrío, apresa al gobernador a quien
le dispensa caballeroso respeto y de quien conoce la versión de Martínez sobre
el Dorado.
Raleigh
deslumbrado ante la vegetación de las selvas del Delta elabora su trabajo El Descubrimiento del vasto, rico y hermoso
imperio de Guayana, con lo que expone a Guayana al mundo durante la
Colonia. Allí describe, “… Colinas que se alzaban dispersas en los valles,
Llanuras sin arboledas, cubiertas de pasto verde. Cruzaban los venados como
estrellas fugaces; y cantaban los pájaros en incontables orquestas y garzas y
cigüeñas blancas, carmesíes o rosadas, y un aire en correría desde el oriente,
y entre todo esto cada piedra nos prometía emporios de plata y oro.” (1)
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